viernes, 6 de enero de 2012

Redireccionando

Sumergida en un manantial a través del cual solo alcanzo a ver mis piernas. Los mejores días de nuestro amor se quieren escapar en forma de vapor que se eleva, mas yo con mis manos pinto un sólido tejado y los retengo junto a mí.
Grito. Se que está oyendo mi llanto, pero decide no contestarme, no auxiliarme, no quererme.
Él sabe que mi mundo se vino abajo, sin embargo, no me ayuda a reconstruirlo. Él: Creador; yo: base y tú...para muchos tu eres molde, eres proyecto, eres algo que promete pero inacabado, al fin y al cabo. Yo, en cambio, quiero pensar que eres creación. No. Eres más que eso, tu ser conforma los pilares del mio. Tú, como él, eres creadora, pues creas amor.
Miro tu casa: esta vacía, sola, mojada. Dejaste en ella una huella que (si Dios quiere) los siguientes inquilinos no se atreverán a borrar.


Fuiste pura, princesa guanche.  Tu grandiosa pero efímera estancia en esta vida y el valor de luchar por ella te hicieron guardiana. Pero no te aferres a mí, protege al que escribió día a día tu futuro en mi piel y se negó a comer la manzana que yo, Eva le ofrecí.








Perdóname, ángel.